Y así termina la historia, con tus sonrisas y el tiempo que dura una ausencia. Todavía oigo tus dedos sobre el piano de mi infancia. Te busqué por todas partes incluso las más lejanas. Te encontré, y estés donde estés, siempre me duermo con tu mirada. Tu carne era mi carne. Con nuestras mitades habíamos inventado promesas; juntos, éramos nuestros mañanas. Desde ahora, sé que los sueños más locos se escriben con la tinta del corazón. He vivido allí donde los recuerdos se construyen entre dos, al abrigo de las miradas, en el secreto de una sola confidencia donde tú aún reinas.
Tú me distes lo que yo no sospechaba: un tiempo donde cada segundo de ti contará en mi vida mucho más que cualquier otro segundo. Yo pertenecía a todos los pueblos, pero tú inventastes un mundo. ¿Te acordarás algún día? Te he querido como nunca
imaginé que fuese posible. Entrastes en mi vida como se entra en el verano.
No siento ira ni arrepentimiento. Los momentos que tú me
has dado llevan un nombre: la maravilla. Todavía lo llevaran,
y están hechos de tu eternidad. Incluso sin ti, nunca más volveré
a estar solo, ya que tu existes en algún lugar.
Tú me distes lo que yo no sospechaba: un tiempo donde cada segundo de ti contará en mi vida mucho más que cualquier otro segundo. Yo pertenecía a todos los pueblos, pero tú inventastes un mundo. ¿Te acordarás algún día? Te he querido como nunca
imaginé que fuese posible. Entrastes en mi vida como se entra en el verano.
No siento ira ni arrepentimiento. Los momentos que tú me
has dado llevan un nombre: la maravilla. Todavía lo llevaran,
y están hechos de tu eternidad. Incluso sin ti, nunca más volveré
a estar solo, ya que tu existes en algún lugar.
[Pequeño fragmento de un gran libro, Volver a verte por Marc Levy;
uno de mis escritores favoritos. Ciertas cosas de este fragmento
del libro, me recuerda un poco a lo que me haces sentir mi Pequeñio...]
Anti-KiwiKiwi
